Buscar este blog

viernes, 3 de noviembre de 2017

Cinco momentos de la Historia Medieval de España que no tienen nada que envidiar a Juego de Tronos




Si bien es cierto que los libros de George RR Martin y la  serie de HBO se caracteriza por sus brutales intrigas palaciegas, giros de guión y protagonistas que mueren cuando menos lo esperamos. Es más cierto que George RR Martin podría seguir alimentando sus historias con solamente rebuscar en la Historia medieval de la Península Ibérica. La gran cantidad de reinos cristianos que prosperaron al norte cuando se frenó el avance musulmán, permitieron, entre guerra y guerra contra el islam, un sin fin de traiciones, fratricidios e intrigas que bien podrían dar para una temporada de "Juego de Tronos". Entre todos estos acontecimientos, me he decidido por proponer un finalista con los más interesantes.  

1.  Ramiro I, un Hombre Implacable



El primero de ellos, se centra en el siglo IX cuando el reino de León aún se encuentra en un estado neófito y con dificultades de mantener una política de sucesión que asegurase la continuidad de la monarquía y evitar así guerras intestinas cada nuevo nombramiento de un monarca. Por lo que a la altura del año 842, el carácter electivo de la monarquía provoca que a la muerte de Alfonso II (quien había reinado 51 años) se nombre rey a Ramiro I, quien era hijo de un rey anterior a Alfonso II de nombre, Bermudo I. Siendo Ramiro un hombre sexagenario, su nombramiento provocó las ya habituales rebeliones que había en el reino cada nuevo monarca.

Pero en esta ocasión, el nuevo rey no se atrasó con sutilezas. Acabó eliminando a los nobles astures y vascones que apoyaban el nombramiento de Nepociano  a través de ejecuciones de sus rivales o dejándolos ciegos e impedidos.  Conociendo este dato, no es de extrañar que las crónicas lo llamaran la "Vara de la Justicia"  y continuase con su afán de cegar a enemigos, como cuando eliminó a los bandidos de las montañas asturianas a los que directamente optó por sacarles los ojos, o cuando mandaba quemar vivos a los que en la época se denominaban "adivinos y hechiceros".

Con este tipo de comportamiento no es de extrañar que Ramiro tuviera que enfrentarse constantemente a traiciones y rebeldías. Fue tan duro que incluso pudo rechazar en dos ocasiones ataques vikingos en las costas de Asturias en el año 844. 


Recreación de Ramiro I


2. La Boda Truncada del Conde de Castilla



Antes de que Castilla pasase a ser el reino hegemónico que todos conocemos con los Reyes Católicos. Tuvo que pasar por distintas guerras, matrimonios estratégicos e intrigas, que no fueron nada fáciles. Para situarnos, los distintos reinos del norte de la Península Ibérica, estaban gobernados conjuntamente por primos, hermanos, sobrinos y un largo etcétera.

Todos y cada uno de ellos queriendo hacerse con territorios y títulos de sus vecinos y familiares cristianos. En este panorama, no fue menos Sancho III, de Navarra. Cuando en 1017 muere el conde castellano Sancho García, dejaba al frente del gobierno del condado a un niño de siete años, García Sánchez.  Desde ese momento, el pequeño quedaba al cargo de rey Sancho III, su cuñado.

El monarca, que no quería incitar una separación del condado de Castilla contra el reino de León, tuvo que realizar matrimonios estratégicos como el de su hermana Urraca con Alfonso V de León  y asegurarse así la tutela del joven conde. Pero la muerte de Alfonso V complica la situación, pues deja a su hijo del anterior matrimonio,  Bermudo III, bajo la tutela de su madrastra Urraca, hermana de Sancho.

Ante esto, comienza los levantamientos de los nobles que no aceptan a Urraca como regente. Por lo que Sancho III y Urraca proponen el matrimonio del conde García Sánchez y una hermana de Bermudo III  (con la intención oculta de acabar convirtiendo Castilla en un nuevo reino independiente de León). Pero el final es otro. Fijada la boda para primavera de 1029, tiene un fatal desenlace cuando  el conde García Sánchez (19 años) es asesinado por tres hermanos de la familia Vela: Diego, Rodrigo e Iñigo, a las mismas puertas de la iglesia en la que iba a contraer matrimonio. Cuando Sancho III recibe la noticia, acampado en las afueras de León con sus tropas (sospechosamente esperando una malas nuevas). Recoge el cuerpo si vida de su cuñado y se proclama conde de Castilla por derecho de matrimonio. 
Sancho III el Mayor


3. Las Disputas Familiares en los Condados Catalanes. 



La historia medieval de la península fue lo suficientemente larga como para tener este tipo de situaciones en todos sus reinos, e incluso en los pequeños condados. Siendo los mismos, unidades políticas diferentes unas de otras durante años y  sometidas tiempo atrás al dominio carolingio.

Los condados catalanes no solo disfrutaron de cierta independencia de los francos tras la posterior debilidad del Imperio Carolingio, sino que incluso gozaron de una breve unidad bajo el mandato de Ramón Berenguer I. Pero su deseo de mantener unidos a los condados pasaba por un plan fallido. Su deseo de que Pedro Ramón (nacido de su primer matrimonio) heredase los condados, se frustró cuando este asesinó a su madrastra, la condesa Almodis en 1071. Pedro Ramón huyó a al-Andalus, quedando los condados repartidos entre sus hermanastros e hijos de la madrastra que asesinó.

Pero parece que la traición se llevaba en la sangre de la familia.  Ramón Berenguer II y Berenguer Ramón II  (pues parece que no había otros nombres disponibles) obtuvieron sus condados en 1076, sobre los cuales tenía la última palabra el hermano mayor.  Sin embargo, fue ese mismo hermano quien fue asesinado en un bosque por las cercanías de Gerona bajo mandato de  Berenguer Ramón II. Pero todo fue en balde, pues los derechos de los condados pasaron al hijo del difundo, Ramón Berenguer III y pocos años más tarde el hermano fratricida, sería apresado por el mismísimo Cid. 

Ramón Berenguer I

4. El Duro Ascenso de Castilla



Castilla fue nombrada reino nada más y nada menos con Fernando I, hijo del rey navarro, Sancho III, que mencionábamos anteriormente. El monarca del joven reino muy pronto tuvo problemas precisamente con Bermudo III, quien también conocemos del segundo apartado. El rey de León reclamaba unas tierras que se encontraban dentro de los territorios de Castilla, conflicto que solucionaron en el campo de batalla y que se saldó con la muerte del pobre Bermudo. En ese momento, Fernando I aprovechó los derechos de su esposa Sancha, hermana de Bermudo y la misma con la que tenía que casarse el joven conde  castellano que murió a las puertas de la iglesia.  De esta forma, Fernando I en junio de 1038 recibió la corona leonesa y formó el reino que todos conocemos llamado Castilla y León.

Pero esta historia no es la principal de este punto. Pues en este artículo de lo que hablamos son de fratricidios, parricidios y traiciones varias.
El rey de Castilla y León, no contento con su nuevo reino, ahora ponía sus ojos en las posesiones que tenía su hermano García Sánchez III de Navarra. Ese mismo hermano, le había ayudado en su lucha contra Bermudo III en León, pero parece ser que la ambición de Fernando no conocía límites y mucho menos apreciaba la ayuda que su hermano pudo prestarle contra sus anteriores enemigos.

En esta ocasión, el rey de Castilla, pedía unas tierras que el padre de ambos había segregado en favor del rey de Navarra, algo a lo que este se negó. Nuevamente, las diferencias se solucionaron mediante la guerra, llegando a la batalla de Atapuerca del 15 de septiembre de 1054,  en la que Fernando observó morir a su hermano debido a las heridas sufridas en la batalla. Quedándose el vencedor con la mayor parte de las tierras reclamadas. 

Fernando I de Castilla y León


5. La Peor Guerra entre Hermanos



Parece que los reyes cristianos no sacaban provecho de su historia. Aunque dados los antecedentes puede que el resultado fuera siempre el mismo. Si un hijo heredaba todo el reino, sus hermanos reclamaban sus derechos, en cambio, si un rey repartía el reino entre sus hijos, estos luchaban por obtener el control total que consideraban que habían perdido.

Precisamente eso es lo que ocurre con el joven reino de Castilla y León a la muerte de Fernando I. El monarca en diciembre de 1063 había reunido una curia para repartir su herencia. En la misma, legó el reino de Castilla a su primogénito Sancho;  Alfonso recibía León y García obtenía Galicia. Para sus hijas: Urraca y Elvira, quedaban los señoríos y monasterios de los tres reinos junto el dominio de Zamora para Urraca y Toro para Elvira. No obstante, el rey de Castilla, Sancho II, no estaba de acuerdo con este reparto.

Por lo tanto, comenzó las hostilidades contra los reinos de sus hermanos. Durante un breve periodo de tiempo, se alió con su hermano Alfonso para derrocar a García del trono de Galicia. Pero la alianza fue fugaz, ambos familiares se enfrentarían en Golpereja en 1072 donde Alfonso fue derrotado.

Sancho II parecía tener gran parte del territorio que en otro tiempo reunió su padre, pero como no podía ser de otra forma, la ambición es algo que también heredó y en esta ocasión fue su perdición. Tras coronarse en León, puso sus ojos en las posesiones de su hermana Urraca en Zamora. Pero esta, atrincherada en su ciudad, utilizó sus influencias para que Vellido Dolfos, persona muy fiel a la princesa, se infiltrara en el campamento militar que sitiaba Zamora y asesinara al rey Sancho el 7 de octubre de 1072.


Ya que el monarca había muerto sin sucesores, el trono de todo el reino pasó a su hermano Alfonso, VI de su nombre. Al nuevo rey se le hizo jurar que no tuvo nada que ver en el asesinato de Sancho. Tras las luchas que soportaron estos tres hermanos, quizás lo más inteligente que hizo para asegurarse en el poder fue encarcelar a  García  en el castillo de Luna en  el 1073

Sancho II de Castilla


Como hemos podido ver y  habréis observado. La historia de nuestro país está llena de  situaciones dignas de las novelas de George RR Martin, o incluso más complejas en algunas ocasiones. Todas nos demuestran como la ambición puede ser una plaga que mal llevada puede conducir a la muerte de muchos inocentes, pues en estas luchas no solamente se derrocaban reyes o morían nobles, en todas ellas había una gran parte de la población que fallecía por riñas pasajeras entre hermanos. 





Fuentes:

  • Lacarra, J.M.: Estudios de Historia de Navarra. Pamplona, 1971.
  • Mackay, A.: La España de la Edad Media. Desde la frontera hasta el Imperio (1000-1500). Madrid, 1980.
  • Martín, J.L.: La Península en la Edad Media. Barcelona, 1976.
  • Veas Arteseros, F.: Volumen II, Prehistoria e Historia hasta el siglo XVIII. Sevilla, 2012.



No hay comentarios:

Publicar un comentario